Introducción:

Hay momentos en la vida que no queremos que sucedan, situaciones que nunca pensamos que nos van a tocar vivir, pero lamentablemente son parte de la vida y debemos enfrentarlas. En mi caso, tuve una experiencia que me marcó de por vida, un engaño que me hizo perder la amistad de mi mejor amiga. Una amistad que había durado muchos años, que había pasado por momentos difíciles y felices, pero que de un momento a otro, todo lo que habíamos construido se vino abajo.

El inicio de una gran amistad:

Conocí a mi mejor amiga en el colegio, desde el primer día hicimos click y nos hicimos inseparables. Pasábamos la mayor parte del tiempo juntas, en la escuela y fuera de ella. Compartíamos muchas cosas en común, nos gustaba la música, el cine, las series, la lectura y compartir nuestras inquietudes. Era una relación que parecía eterna, nos conocíamos tanto que parecía que podíamos leer nuestras mentes.

El engaño:

Todo cambió cuando conocí a mi ex novio. Al principio, era una relación que parecía ir por buen camino, pero pronto empezaron los problemas. Mi mejor amiga no lo soportaba, decía que no era bueno para mi y que debía alejarme de él. Yo no quería escucharla, estaba enamorada y creía que podía cambiarlo. Sin embargo, un día descubrí que tenía otra relación a la vez que estaba conmigo. Quedé destrozada, me sentí engañada y traicionada. Fue en ese momento en el que busqué refugio en mi mejor amiga, pero su respuesta me dejó atónita. Me dijo que sabía sobre la otra relación y que había decidido no decirme nada para no lastimarme.

La ruptura:

La noticia me impactó, no podía creer que mi mejor amiga había sido cómplice de una infidelidad que me había hecho sufrir tanto. Me sentí traicionada, dolida y enojada. No podía entender cómo alguien que se suponía era mi apoyo, mi confidente, podía haberme hecho eso. Decidí alejarme de ella, no quería tener nada que ver con alguien que había traicionado mi confianza de esa manera. Fue una decisión difícil, pero necesaria para mi bienestar emocional.

El proceso de duelo:

La ruptura de una amistad cercana es dolorosa, pasé por un proceso de duelo similar al que se vive en una ruptura amorosa. Me sentía vacía, perdida, extrañaba a mi amiga y a todas las cosas que compartíamos juntas. Sin embargo, con el tiempo, aprendí a aceptar lo sucedido y a perdonarla. Entendí que todos somos humanos y que podemos cometer errores, incluso las personas que más nos importan.

La lección aprendida:

Este engaño me enseñó una lección valiosa, que la sinceridad y la comunicación son pilares fundamentales en cualquier tipo de relación, ya sea de amistad o amorosa. Además, aprendí que debemos ser cuidadosos con las decisiones que tomamos y pensar en las consecuencias de nuestras acciones. Por último, entendí que el perdón es un proceso necesario para poder seguir adelante y que es importante soltar el rencor para poder avanzar.

Conclusión:

La traición duele, independientemente de quien venga, pero lo importante es saber cómo lidiar con ella. En mi caso, decidí alejarme de mi amiga por un tiempo y empezar un proceso de sanación emocional. Luego, decidí perdonarla porque la amistad que construimos era muy valiosa para mí. Hoy en día somos amigas nuevamente, pero nuestra relación ha cambiado, ya no es tan cercana como solía ser. Sin embargo, estoy agradecida de que la vida nos haya dado una segunda oportunidad y que hayamos aprendido valiosas lecciones a partir de la situación que vivimos.